Jenna Ortega se toma el café exactamente como uno se lo imagina: "Solo", dice en tono declarativo, envuelta en el albornoz gris del hotel y con la cabeza perfectamente despeinada. "Siempre solo. Puedo tomarme un espresso o un americano; según el tiempo que haga, puede que le ponga hielo. Pero cuando estoy en casa, lo primero es el café antes de ir al baño a lavarme los dientes".
Normal que necesite cafeína. Esa mañana a primera hora en el barrio londinense de Westminster, a ocho horas de su hogar en la Costa Oeste, es el comienzo de lo que está a punto de ser una ajetreada gira de prensa por la segunda temporada de Miércoles, de Netflix y Tim Burton . A lo largo de la gira por cinco ciudades, todos los looks de belleza de Ortega –creados por la maquilladora Melanie Inglessis y el peluquero César Deleón Ramírez– tienen algo en común, un secreto. La actriz, embajador del maquillaje Dior, ha estado probando la nueva barra de labios de la maison, Rouge Dior On Stage. Los tonos pigmentados están pensados para durar 24 horas, así que nos parece justo que nos quedemos con ella todo ese día para comprobarlo (lamentablemente, no habrá confesiones de alcoba).
Ortega con el albornoz del hotel y un pequeño toque en los labios de la barra de labios Rouge Dior On Stage en tono 120.
Mientras nos sentamos para empezar un festín inusual del servicio de habitaciones (hummus con crudités, fruta), Ortega me dice que "no es una persona madrugadora". Es entonces cuando ambas oímos un bramido por la ventana de la suite, y me doy cuenta de que estamos frente a la Guardia Real y sus famosos caballos ‘mordedores’. "Aunque quisiera, no tendría sentido. Creo que me identificaría más con esos caballos que muerden".
Es hora de prepararse para un día ajetreado –Miércoles no se va a promocionar sola– y la joven de 22 años me concede el control total de la música para "crear ambiente". Esta es una tarea para la que nunca me ofrecería voluntaria en circunstancias normales, y mucho menos con gente que no conozco, así que la presión es aún mayor. Quiero parecer enterada y guay, pero entonces Ortega me da el beso de la muerte en lo que se refiere a mis gustos musicales: nada de pop. Me devano los sesos, busco inspiración en la habitación y caigo en la cuenta de mi bolso tote: una pieza de la marca Vampire's Wife, ya extinta, fundada por la gótica británica Susie Cave, casada con Nick, el músico. Bingo. "Gran elección", confirma mientras los primeros compases de Into My Arms empiezan a sonar en los altavoces. "Lo vi en concierto a principios de año. Susie es una Morticia del mundo real".
Photographed by Daniyel Lowden
Ortega se enamoró por primera vez del universo de Tim Burton cuando vio Mars Attacks!, que se estrenó seis años antes de que ella naciera. "Ver a Sarah Jessica Parker con cabeza de chihuahua me cambió la vida", dice mientras se prepara en el baño. "Fue la primera película que recuerdo haber visto y preguntarme: ¿qué es esta historia?".
El look de Ortega es un anticipo de uno de los debuts más esperados de la Semana de la Moda de París: el primer desfile femenino de Jonathan Anderson en Dior. El look consiste en un polo de punto a rayas combinado con una falda blanca y unos zapatos de salón decorados con estrechos lacitos de color negro. La falda va adornada con pequeñas conchas moldeadas a modo de guirnaldas de lirios del valle. El toque final es el labial Rouge Dior On Stage nº 550, un rojo clásico. "Lo de los labios rojos no lo frecuento mucho, aunque me gustaría", dice después de retocar su arco de Cupido. "Normalmente, me inclino por un labio nude porque es seguro e infalible. Pero un labio rojo es como una armadura. Es una declaración".
Photographed by Daniyel Lowden
Labial Rouge Dior On Stage
Las flores de la falda de Ortega chocan suavemente entre sí mientras se pasea por la sala, emitiendo casi una melodía. Es un guiño a Monsieur Dior, de quien se sabe que era muy supersticioso y a menudo llevaba un lirio del valle metido en el bolsillo de su traje.
"En realidad, no tengo ningún amuleto que lleve conmigo", reflexiona Ortega tras conocer el pasado esotérico del fundador. "Pero tengo un TOC bastante intenso, así que tengo exactamente la misma rutina desde hace siete años. Cuento hasta cierto número en la ducha. Me pongo la ropa en un orden determinado. Si tengo un mal día y no sé por qué, es porque me he puesto el calcetín equivocado en el pie equivocado. Estoy muy pendiente de esas cosas. Y aunque pueda parecer una tontería, lo reconozco, también me reconforta".
Photographed by Daniyel Lowden
Si esto fuera una noche ideal de fin de semana en su ciudad, Ortega dice que la velada empezaría con un largo paseo. "Querría pasar un rato en un parque o en un cementerio", dice. "Iría a ver una obra al teatro, luego quedar con unos amigos en un bar y tomar unas copas. Dirían de cenar después, pero a lo mejor yo me iría a casa a leer". Ahora mismo está leyendo Equus, la obra de 1973 de Peter Shaffer sobre un niño que tiene fabulaciones religiosas con los caballos. "Prefiero leer obras de teatro entre un trabajo y otro porque son un poco más fáciles", añade.
En lo que respecta a su profesión, asegura que no hay ningún personaje –ni Miércoles Addams ni Astrid Deetz de Bitelchús– que haya influido en su particular look de belleza. "He hecho trabajos en los que he pensado: ‘Me encanta este color de labios’. Pero cuando intento ponérmelo después, no puedo, porque solo veo el personaje", me dice poco antes de la despedida. "Estoy en una fase en mi vida en la que me apetece explorar y no quiero sentirme atada a nada. Si tienes la oportunidad de jugar, ¿por qué no hacerlo?".
No hay comentarios:
Publicar un comentario