Si hay algún sitio en el que experimentar –y más a 1 de diciembre con toda la temporada festiva por estrenar– es una alfombra roja. La de los British Fashion Awards 2025 en Londres ha sido ejemplo de ello en materia de moda, pelo y maquillaje (que se lo digan a Sienna Miller con su melena sirena a base de extensiones). Sin embargo, en el terreno de la manicura, hemos vuelto a observar minimalismo en cuanto a centímetros. Sí, las uñas cortas (incluso al ras) de las que tanto hemos hablado en los últimos meses han vuelto a ser las protagonistas. A todas las edades y de todos los colores. Desde las versiones pulidas y sin pintar de Sharon Stone, Cate Blanchett y Kylie Minogue, a las uñas rojas de Adwoa Aboah; pasando por las rojas casi negras de Georgia May Jagger y las góticas de Jodie Comer. Todas tienen una longitud comedida que facilita mucho la vida y que confirma que en estas lides estamos abonadas a la comodidad por varios motivos. Ya nos lo avanzaron las expertas de The Secret Lab: “Cada vez más clientas llegan pidiendo un largo más discreto. Muchas de ellas, acostumbradas a las uñas largas, han descubierto la comodidad y la versatilidad de este estilo y no quieren volver atrás”, decían.
#1. Sin pintar

Karwai Tang/Getty Images

#2. En versión blanco lechoso


#3. Rojas y rojas casi negras


#4. Góticas


Mike Marsland/Getty Images
Las tendencias de belleza pueden ser un termómetro muy real de lo que busca la sociedad. Por muy banales que puedan parecerles a algunos, la realidad es que su interpretación desde el punto de vista sociológico y psicológico tiene todo el sentido del mundo. Y de la misma manera que las ventas de las barras de labios suben en tiempos de crisis porque pueden ser un antídoto emocional en tiempos de recesión, la hegemonía de las uñas cortas tras temporadas de versiones XL tiene una explicación más profunda. Así nos lo explica Araceli Parres, profesora del máster en Marketing y Comunicación del Lujo en Moda y Belleza de la Universidad Nebrija y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Alcalá. “Las uñas cortas y minimalistas hablarían de una búsqueda de autenticidad reformulando el ‘menos es más’, en un contexto donde las redes sociales nos muestran esculturas estéticas incompatibles con la realidad del día a día”. De hecho, que incluso las más veteranas de esta industria como Stone o Blanchett se hayan decantado por su declinaciones sin pintar, es un hecho que converge también con esta teoría porque precisamente a partir de cierta edad (así lo confirma la psicología) se intentan simplificar muchas cosas y decisiones en una búsqueda del bienestar emocional y la paz mental.
“Se trata de una cuestión muy profunda en la que convergen diferentes líneas de pensamiento, desde el auge del lujo silencioso a la teoría de la ecología de la atención (Yves Citton, 2014), que propone un detox visual (Tanguy, 2024). Y todo ello bajo un paraguas de estrés, ritmos de vida desbocados, exigencias o ambiciones económicas mayores y una cesta de la compra más cara”, concluye la experta.
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