Que esta temporada se llevan las uñas cortas es una realidad. Que no por ser cortas deben ser poco llamativas y, ni mucho menos, aburridas, también. Porque sí, es cierto que los nail arts más elaborados encuentran en una manicura XL el lienzo perfecto —cuanto más espacio, más posibilidades—, pero eso no impide lograr un acabado impactante y en tendencia con mucho menos. Dicho de otra forma: hay vida (y mucha) más allá de la manicura francesa, y quien la descubre, no vuelve atrás.
¿La última tendencia viral en conquistar las uñas cortas? El efecto terciopelo. Un nombre tan sugerente como la técnica en cuestión, que busca reproducir el brillo cambiante de este tejido. El resultado es un juego de luces que aporta a la manicura una profundidad casi tridimensional, con un brillo sutil —porque sí, el brillo también puede serlo— que hipnotiza, como ocurre con el propio terciopelo. Así, estas uñas parecen transformarse según el ángulo desde el que se miren, como si estuvieran en movimiento. Y lo mejor: conseguirlas es mucho más sencillo de lo que podría parecer.
Solo se necesita un esmalte magnético efecto terciopelo, una base semipermanente, un top coat y un imán especial para la técnica. Primero, prepararemos las uñas limándolas y retirando cualquier resto de brillo. Aplicaremos la base y curaremos en lámpara. Luego, extenderemos una capa del esmalte magnético y, antes de curar, acercaremos el imán con movimientos suaves para dirigir el reflejo de la luz y crear el dibujo que deseemos —dependiendo de la distancia y la dirección en que se acerque permitirá crear distintos efectos y formas: corazones, rayas, cuadros…—. Una vez consigamos el efecto deseado, curamos de nuevo y sellamos con el top coat. Consejo extra: si buscas un acabado más intenso, da una segunda capa de esmalte magnético.
Esmalte semipermanente efecto terciopelo, de Born Pretty
Imán para uñas efecto terciopelo con mango 3 en 1, de Amazon
Y, para conseguir unas uñas terciopelo de profesional, ten en cuenta que en los tonos más intensos —rojos, verdes o azules— el efecto de profundidad se multiplica; mientras que en los colores suaves —gris, beige o rosa empolvado—, la textura se vuelve más discreta, pero igual de elegante. También que el abanico de posibilidades es inmenso, y permite aplicar el efecto terciopelo de otras muchas maneras: desde una versión sutil, solo en la sonrisa de la clásica manicura francesa, hasta diseños más atrevidos con nail arts abstractos, degradados o detalles metalizados que aportan un aire futurista. Incluso puede combinarse con esmaltes mate o perlados para conseguir contrastes llenos de dimensión. La clave, en definitiva, está en jugar con el movimiento para que cada uña se convierta en una joya en si misma.
El resultado será una manicura luminosa y elegante capaz de elevar cualquier look sin necesidad de recurrir a la longitud. Porque sí, las uñas cortas también pueden acaparar todas las miradas, y aquí está la prueba.